Programa emocionatfamilia: acompañamiento emocional desde la primera infancia hasta la adolescencia

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María Carmen Díez González

Laburpena

Desde la primera infancia se comienza a despertar la conciencia del “yo”. Estos indicadores se observan en el propio vocabulario de la infancia que se transforma en “mío” y “tu no”. En las primeras etapas evolutivas, el lenguaje está calado de emociones que consideran iguales a las suyas. El niño todavía no puede comprender que su punto de vista no es sino uno de tantos posibles y proyecta sobre el mundo lo que experimenta él mismo. En esta etapa, surge la culpa y ello puede conducir al auto-rechazo y auto-sabotaje. Mediante la conciencia emocional y el acompañamiento, desde la primera infancia, podemos observar la sensación opuesta a lo que estamos viviendo para poder comenzar así a liberarnos de los miedos. Sentir miedo es algo natural, pero utilizar el miedo y responder al miedo provoca bloqueos que se están proyectando en la edad adulta. Por ejemplo, estamos proyectando miedos infantiles como “separarnos de los familiares”, “quedarnos solos”, “miedo a accidentes o caídas” etc., a la edad adulta provocando así una necesidad constante de aceptación, refuerzo y de búsqueda del placer. Por ello, desde el programa EmocionaT-Familia nos invitan a aceptar la posibilidad de que hemos aceptado la indefensión y sin saberlo hemos permitido que ocurra. ¿Cuánto estamos dispuestos a pagar para tener razón? La respuesta a esta pregunta se desvanece cuando la pregunta es razonable.

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Atala
Artículos
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Universidad CEU Cardenal Herrera

Erreferentziak

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