Escribir una presentación para nuestra revista “International Journal of Developmental and Educational Psychology. INFAD: Revista de Psicología”, en su año XXXVI, nº 1, y que, en este caso, hemos consensuado con el título para el monográfico de: “Psicología al encuentro con la salud”, me obliga a referirme y reflexionar sobre los dos conceptos implicados: “Psicología” y “Salud”.
Sé que cuando me pongo a efectuar una “presentación” del nuevo numero de la revista, -como ocurre en este momento-, siempre me interrogo qué deberé indicar o qué deberé plasmar en esos pocos párrafos que me obligo a dejar escritos. Ante un sentimiento dudoso, -quizás también perezoso- mi mundo interno y mi experiencia me dice que con la ilusión y con el trabajo animoso se revitalizará todo como nuevo, que la ilusión desenmascarará mis temores, cambiará mi posición, me hará salir de aquello que se me hace farragoso, y me ayudará a amar y a vivir ilusionado, aquello que hago, incluso cueste lo que me cueste… y sabiendo que “lo que puedas hacer hoy no lo dejes para mañana” me pongo a ello. Afirmo y creo que la ilusión y el enfoque positivo hará que piense en aquello que necesite activar y/o cambiar en la vida, y no desistir y dejar a un lado lo negativo, sino emprender la tarea de convertirlo en positivo. Y la ilusión es importante y constante en este caso. Ilusión sí, pero solo ella no basta, deberé responder también con rigor, cientificidad, con actualidad. El sentimiento es, en este caso, positivo y trataré de reflexionar, sobre todo lo que me exige el estar haciendo una presentación de una Revista Científica como la nuestra. Ello se me representa, en lo más intimo, como una exigencia lucida y diáfana, ilusionada y positiva. Con su carga de exigencia, pero positiva. Una revista bien posicionada científicamente y con muchos años de publicación lo exige. Estamos en el año 36 desde sus orígenes y siempre activa y presente. La “Presentación” es solo un pequeño detalle ante el “todo científico” de la Revista. El poco ante el mucho. Recuerdo aquí el texto de Tagore cuando decía “Una vez hablé del mar al arroyuelo, y el arroyuelo pensó que mi imaginación era exagerada. Y en otra ocasión hablé del arroyuelo al mar y el mar pensó que yo era un despreciativo difamador”. Ni la presentación debe ser un “arroyuelo” mínimo frente a un “mar” inmenso (nuestra revista), ni tampoco un “mar” inmenso debe serlo frente a un arroyuelo. Ni una imaginación exagerada, ni un espíritu despreciativo. Cierto que el conjunto de ciencia implícita, en este numero, y en estos años pasados, de la revista, es un “mar inmenso”, y vivirlo así nos llena de tanta ilusión que ya ello recompensa todo lo pensable a este “arroyuelo” de “Presentación”.
Publicades: 2024-07-23